31 "Y derramaré sobre
ti mi indignación, soplaré sobre ti el fuego de mi furor y te entregaré en mano
de hombres brutales, expertos en destrucción. (Eze 21:31 LBA)
He estado escribiendo acerca del tiempo que nos ha
tocado vivir, un tiempo que definitivamente es difícil, un tiempo de calamidad
en todo el mundo, y no solamente difícil de vivir día a día, sino que en muchos
casos se ha convertido en un tiempo difícil de comprender.
Quiero hacer referencia a un famoso personaje de
la Biblia y su esposa, que pasaron un tiempo de una enorme y dolorosa crisis,
en la que no solo pierden toda su riqueza, todas sus posesiones y propiedades, sino
que para “colmo de males, pierden a sus
hijos. Imagino que tú, que estás leyendo esto, ya ubicaste a Job y su esposa. En esta pareja podemos ver dos actitudes diferentes,
derivadas de dos niveles distintos de comprensión de la voluntad de Dios.
Para dejarlo más claro, vemos que la esposa de Job
llega a un punto en el que aparentemente se desespera de ver la situación por
la que están pasando y probablemente se harta de ver a su esposo sufriendo una
enfermedad que lo lleva a rascarse con una teja de manera desesperada; pero quizás
lo que más la desespera en este punto es que mira como este hombre
probablemente sigue elevando su voz a Dios y clamando por misericordia y
alabando Su Nombre sin proferir quejas por lo que están atravesando. La mujer
llega al punto de pelearse verbalmente con su esposo y dejarle ver su desesperación,
pero al mismo tiempo, vemos que aunque Dios había dado permiso a Satanás para
lastimar a Job, el hombre permanecía firme en su fe y responde a su esposa con
una actitud mansa pero muy firme
4 Satán respondió: –Una
piel por otra piel; uno da todo lo que tiene por la vida. 5 Ponle la
mano encima, hiérelo en la carne y en los huesos, y te apuesto a que te maldice
en tu cara. 6 El Señor le dijo: –Haz lo que quieras con él, pero
respétale la vida. 7 Y Satán se marchó. E hirió a Job con llagas
malignas, desde la planta del pie a la coronilla. 8 Job agarró un
pedazo de teja para rascarse con ella, y permaneció sentado en medio de la
ceniza. 9 Su mujer le dijo: –¿Todavía persistes en tu honradez?
Maldice a Dios y muérete. 10 Él le contestó: –Hablas como una necia.
Si aceptamos de Dios los bienes, ¿no vamos a aceptar los males? A pesar de
todo, Job no pecó con sus labios. (Job 2:4-10 BNP)
Existe un principio
espiritual que bajo determinadas circunstancias, puede parecer irracional ante
los ojos de una persona común; estoy hablando del principio de verdadero agradecimiento,
el agradecimiento que debemos aprender a tener en todo momento y en todo lugar
16 Estén siempre alegres, 17 oren sin cesar, 18 den gracias a Dios en toda situación,
porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús. (1Tes 5:16-18 NVI)
Mi punto es que, Job a
pesar de estar pasando una situación de enfermedad, sin recursos para paliar
las necesidades más básicas, mucho menos para sufragar una asistencia médica
apropiada, recurre a buscar paliativos, recogiendo del piso un pedazo de barro,
buscando aliviar su desesperante comezón de piel.
Entonces aparecen en
escena tres amigos, quienes le acompañan en silencio durante una semana. De ninguna
manera quiero decir que estos amigos hayan llegado con mala intención, todo lo
contrario, pero puedo ver que el trabajo de Satanás no termina en la enfermedad
física de Job, sino que ahora busca que esa enfermedad trascienda a su alma.
Al ver llegar a sus
amigos y sentir su silencio, Job probablemente percibe sus miradas de lástima y
recriminantes, siente que lo juzgan en un silencio acusador y estalla cuando ese
silencio lo lleva hasta su punto de quiebre; empieza entonces a manifestar su
desesperación, y es aquí donde quizás a muchos no les parezca mi perspectiva,
pero debo decir que hasta este momento, Job había mostrado entereza, pero a
partir del silencio de sus amigos empieza su discurso y dedica todo el capítulo
3, a maldecir el día en que nació, a lo que ellos empiezan
a responder cada quien con su opinión acerca de la situación.
En el capítulo 4, su
amigo Elifaz, descendiente de Esaú, un amigo de la nobleza, duque de la tierra
de Edom, cuyo nombre significa “mi dios es oro fino”, lo juzga y lo acusa de
haber pecado. Reprochándole que en tiempo anterior Job era quien ayudaba,
fortalecía, restauraba a los demás, pero que ahora no tenía fuerzas para
soportar su calamidad, preguntándole dónde está su fe, y acaba diciéndole que
los que siembran mal cosechan de igual manera
LBA Job 4:1
Entonces respondió Elifaz temanita, y dijo: 2 Si alguien osara
hablarte, ¿te pondrías impaciente? Pero ¿quién puede abstenerse de hablar? 3
He aquí, tú has exhortado a muchos, y las manos débiles has fortalecido. 4 Al que tropezaba tus palabras
han levantado, y las rodillas débiles has robustecido. 5 Pero ahora
que te ha llegado a ti, te impacientas; te toca a ti, y te desalientas. 6
¿No es tu temor a Dios tu confianza, y la integridad de tus caminos tu
esperanza? 7 Recuerda ahora, ¿quién siendo inocente ha perecido jamás?
¿O dónde han sido destruidos los rectos? 8 Por lo que yo he visto, los que aran iniquidad y los que siembran
aflicción, eso siegan.
En el capítulo 8, habla su amigo Bildad, acusando a sus
hijos, metiendo el dedo en la llaga del dolor de la perdida de aquel varón, dejándole
ver que Dios había castigado la transgresión de los jóvenes, e invitando a Job
a arrepentirse e implorar misericordia, acusándolo de ser impuro y torcido
LBA Job 8:1
Entonces respondió Bildad suhita, y dijo: 2 ¿Hasta cuándo hablarás
estas cosas, y serán viento impetuoso las palabras de tu boca? 3
¿Acaso tuerce Dios la justicia o tuerce el Todopoderoso lo que es justo? 4 Si tus hijos pecaron contra
Él, entonces Él los entregó al poder de su transgresión. 5 Si tú buscaras a Dios e
imploraras la misericordia del Todopoderoso, 6 si fueras puro y
recto, ciertamente Él se despertaría ahora en tu favor y restauraría tu justa
condición.
Me pregunto: ¿Que amigo llegaría a tu casa a hablar mal
de un pariente que recientemente ha muerto? Este amigo era muy rico (suhita
quiere decir acaudalado) y su nombre significa "Confundir (al mezclar) el
amor", que no es una casualidad, ya que puedo imaginar la confusión que
sus palabras provocaban en Job, al llevarlo a una encrucijada entre el amor por
sus hijos y su amor por Dios.
Imaginemos sólo por un momento lo que pasa por la mente
de aquellas personas que pueden perder a sus seres amados en situaciones de
calamidad como esta pandemia y que en determinado momento, el enemigo de nuestras
almas puede enviar a alguien a tratar de hacerlos tambalearse en la fe y
atribuir despropósitos a Dios, a causa del dolor que puedan estar sintiendo por
la pérdida.
En el capítulo 11, hace su aparición el tercer amigo,
llamado Zoar, diciéndole a Job que merece ser castigado, acusándole de falso,
entre otras cosas
11 Porque Él conoce a los
hombres falsos, y ve la iniquidad sin investigar. 12 Y el hombre
tonto se hará inteligente cuando el pollino de un asno montés nazca hombre. 13
Si diriges bien tu corazón y extiendes a Él tu mano, 14 si en tu
mano hay iniquidad y la alejas de ti y no permites que la maldad
more en tus tiendas, 15 entonces, ciertamente levantarás tu rostro
sin mancha, estarás firme y no temerás. (Job 11:11-15 LBA)
Esto es precisamente lo que el enemigo busca hacer,
acusarnos, esa es su especialidad. Asi pueden aparecer muchas personas que
ahora declaren que todo está aconteciendo para que la humanidad sea castigada,
y ciertamente lo que el hombre siembra, eso habrá de cosechar, pero el plan de
Dios es un plan de Salvación, y puedo asegurarte que en medio de todo lo que
acontece, lo que el Señor está haciendo es darnos la oportunidad de escudriñar
nuestra condición y provocar en nosotros la Reconciliación a la que nos ha
llamado y para la que dio su vida en la Cruz del Calvario.
Luego sigue el discurso de los amigos, Elifaz lo acusa de
socavar la religión en el capítulo 15, a lo que Job responde con una oración pidiendo
alivio; en el capítulo 18 Bildad insiste en que Dios castiga a los malvados, y
Job reacciona rechazando toda acusación
LBA Job 19:1
Entonces respondió Job y dijo: 2 ¿Hasta cuándo me angustiaréis y me
aplastaréis con palabras? 3 Estas diez veces me habéis insultado,
¿no os da vergüenza perjudicarme? 4 Aunque en verdad yo haya errado,
mi error queda conmigo.
Les hace ver que realmente su situación es grave y les
pide que se apiaden de el si son realmente sus amigos, con la intención de
hacerlos volver en si, dejando de acusarlo y de ser instrumentos del maligno.
13 Él ha alejado de mí a
mis hermanos, y mis conocidos están apartados completamente de mí.
14 Mis
parientes me fallaron y mis íntimos amigos me han olvidado. 15
Los moradores de mi casa y mis criadas me tienen por extraño, extranjero soy a
sus ojos. 16 Llamo a mi siervo, y no responde, con mi propia boca
tengo que rogarle. 17 Mi
aliento es odioso a mi mujer, y soy repugnante a mis propios hermanos. 18
Hasta los niños me desprecian, me levanto, y hablan contra mí. 19 Todos mis compañeros me
aborrecen, y los que amo se han vuelto contra mí. 20 Mis huesos
se pegan a mi piel y a mi carne, y sólo he escapado con la piel de mis
dientes.
21 Tened piedad, tened piedad de
mí, vosotros mis amigos, porque la mano de Dios me ha herido. 22
¿Por qué me perseguís como Dios lo hace, y no os saciáis ya de mi carne? (Job 19:13-22 LBA)
Es entonces cuando este
rechazo de la mala ministración de los amigos, empieza a rendir fruto y Job
acaba confesando que sabe que su Redentor vive y que sea cual sea el desenlace,
no puede ser malo, porque al final, será él quien vera a ese Redentor cara a
cara, y no ningún otro.
25 Yo sé que mi Redentor
vive, y al final se levantará sobre el polvo. 26 Y después de
deshecha mi piel, aun en mi carne veré a Dios; 27 al cual yo mismo
contemplaré, y a quien mis ojos verán y no los de otro (Job 19:25-27 LBA)
Esto me lleva a comprender lo que el apóstol Pablo dice
21 Pues para mí, el vivir
es Cristo y el morir es ganancia. (Fil 1:21 LBA)
Pero la historia de los amigos de Job no acaba aquí, aún
falta el alegato de Zofar en el capítulo 20, donde afirma para recordarle a Job
que todos los malvados reciben su justo pago y que su alegría es solo pasajera
(quizás haciendo referencia a los buenos tiempos que Job y su familia habían vivido
antes)
LBA Job 20:1
Entonces respondió Zofar naamatita, y dijo: 2 Por esto mis
pensamientos me hacen responder, a causa de mi inquietud interior. 3
He escuchado la reprensión que me insulta, y el espíritu de mi entendimiento me
hace responder. 4 ¿Acaso sabes esto, que desde la antigüedad, desde
que el hombre fue puesto sobre la tierra, 5 es breve el júbilo de
los malvados, y un instante dura la alegría del impío? 6 Aunque su
presunción llegue a los cielos, y su cabeza toque las nubes, 7 como
su propio estiércol perece para siempre (Job 20:1-7 LBA)
Y nuevamente Job responde, dejando ver que algunas veces
la maldad no es castigada
7 ¿Por qué siguen
viviendo los impíos, envejecen, también se hacen muy poderosos? 8 En
su presencia se afirman con ellos sus descendientes, y sus vástagos delante de
sus ojos; 9 sus casas están libres de temor, y no está la vara de
Dios sobre ellos. (Job 21:7-9 LBA)
Puedo seguir relatando la discusión que tienen y la
insistencia de sus amigos para acusar a Job y tratar de convencerlo de su
maldad y como merece ser destruido por Dios, pero entonces la lectura se haría
demasiado extensa.
Prefiero traer esto a una perspectiva actual, en la que
podemos darnos cuenta que en situaciones como la que el mundo está viviendo, como
hijos de Dios no podemos permitirnos bajo ninguna circunstancia, prestar oídos a
los expertos en la destrucción.
Esto es precisamente lo
que vemos surgir en un tiempo como este, en el que cada quien quiere dar su opinión
y surgen cientos o quizás miles de “expertos en la materia” emitiendo sus
opiniones y en este tiempo digital, esparcen sus pensamientos, inundando los
medios de comunicación y provocando confusión entre los moradores de la Tierra
(lo que no debería pasar con la moradora de Sion)
Recapitulemos entonces
para poner claras las ideas.
1. Job es tocado por el
enemigo, que consigue el permiso de Dios, pero por orden del Señor, su vida
debe ser preservada.
2. Job necesitaba este
proceso, su familia necesitaba un reinicio.
3. Job se da cuenta de que
la situación difícil puede causar problemas en el matrimonio, pero con
delicadeza instruye a su esposa, que al final se queda con él y juntos son
restaurados y les es restituido todo lo perdido y aun les dan más.
4. Todos podemos llegar a un
punto de quiebre y Dios lo permite para que lo conozcamos en medio de cualquier
situación, sea buena o lo que nosotros podamos creer que es malo, pero que al
final, la Biblia nos enseña que “todas las cosas nos ayudan a bien”
5. Conforme los amigos de Job
son usados por el enemigo para acusarle y hacerlo desfallecer de la fe, esa fe
se incrementa y los ayuda para rechazar las acusaciones, así es como nosotros
debemos permanecer firmes por medio de la doctrina, y con el yelmo de la fe
sobre nuestras cabezas, rechazar cualquier dardo que el enemigo quiera enviar a
nuestras mentes.
6. Conforme la acusación de
los amigos aumenta y sus argumentos arrecian, la fe de Job se fortalece y cada
vez se convence más de que su Redentor vive y que sin importar el desenlace de
las cosas, terminará reuniéndose con Él. Por eso nosotros debemos tener la
certeza de que si Dios nos llama, o llama a algún ser querido a Su Presencia,
al dejar este plano material, nos espera una vida eterna en Su Gloria y ese
postrer estado, será mejor que el actual, o como dice el Apóstol Pablo, “el
vivir es Cristo y el morir es ganancia”
7. Job nos deja ver que
aunque algunas veces podamos creer que no es justo que a los impíos les vaya bien
y no tengan que pasar “calamidades”, cada quien tiene lo que Dios considera que
debe tener, en el tiempo que debe tenerlo, con todo, aunque nuestra situación no
parezca prometedora, siempre tenemos un Padre que vela por nuestro bienestar
presente y mucho más por el futuro de aquí a la eternidad.
8. No prestemos oídos a la opinión
de muchos, seamos obedientes a las autoridades, porque cada autoridad es puesta
por Dios, oremos por esas autoridades, tanto las humanas como las espirituales.
Si no tenemos cobertura, busquemos quien pueda abrigarnos, busquemos un
ministro de Dios que nos pueda aconsejar y guiar, que nos pueda abrigar de
parte de Dios, porque el que habita al abrigo del Altísimo, morará bajo la
Sombra del Omnipotente y será resguardado de las plagas y los males.
9.
Escuchemos las instrucciones y obedezcamos las normas de
salubridad, pero sobre todo, tengamos presente este versículo:
LBA 2 Pedro 1:19 Y así
tenemos la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en prestar atención como a una lámpara que
brilla en el lugar oscuro, hasta que el día despunte y el lucero de la mañana
aparezca en vuestros corazones. (2Pe 1:19 LBA)
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