PER Génesis 1:26 Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; que ellos dominen los peces del mar, las aves del cielo, los animales domésticos y todos los reptiles. (Gen 1:26 PER)
Cuando
Dios hizo al hombre, lo hizo como un ser pensante, capaz de aprender y
evolucionar en base a ese aprendizaje. Obviamente, cuando tal evolución no
ocurre, involucionamos y dejamos de aprender, por lo que seguramente tendremos
que volver a vivir la experiencia de la que no sacamos ningún provecho, hasta
que “aprobemos el examen”, pero una vez aprendamos la lección, seremos
recompensados con una corona, con un pensamiento diferente.
LBA Santiago 1:12 Bienaventurado
el hombre que persevera bajo la prueba, porque una vez que ha sido aprobado,
recibirá la corona de la vida que el Señor ha prometido a los que le
aman.
La adaptabilidad es fundamental para la supervivencia,
porque quien no es capaz de adaptarse al entorno en el que se desenvuelve,
seguramente no podrá sobrevivir en él y no hablo desde la perspectiva “darwiniana”,
pero para ponerlo de una manera más sencilla quiero decirlo así:
Juan vive en un pueblito del área rural de su país, un
lugar tranquilo y con una población pequeña en número, pero se ve en la
necesidad de trasladarse a una metrópoli con muchos habitantes y por ende con
un mayor tráfico vehicular y de personas, en donde el ambiente es bullicioso y
ajetreado. Juan comienza a sentirse agobiado, sofocado por el ruido, la falta
de aire puro y el fresco del campo, la carencia de espacio personal en las
aglomeraciones de gente en las muchas calles y avenidas por las que transitan
todos a pie y en vehículos a gran velocidad, produciendo en Juan una sensación
de vértigo y un deseo vehemente por regresar a la paz y la calma de su hogar.
Si Juan no puede regresar pronto a casa, o si tuviera que
quedarse a vivir en la ciudad, corre un grave riesgo de no adaptarse a ese
nuevo ritmo de vida y enfermarse por la contaminación, por el stress, incluso
por la nostalgia. La buena noticia es que los seres humanos tenemos una enorme
capacidad de adaptabilidad y es posible que en un tiempo determinado nuestro
personaje se acostumbre a su nuevo ritmo de vida y se llegue a desenvolver tan
bien, que quizás nunca quiera regresar a su vida anterior.
Debemos estar atentos, porque si nos descuidamos podemos
llegar a correr el riesgo de vernos envueltos en situaciones como el
acomodamiento, la desidia, el desgano, la falta de interés o el olvido y la
indiferencia ante lo que pueda estar ocurriendo en nuestra misma vida.
Veamos algunos ejemplos:
·
El pueblo de Israel se adaptó a una vida de esclavitud, y
cuando fueron movidos de esa zona de confort, se pasaron una buena parte de su
vida suspirando por las cosas que habían dejado atrás, al abandonar esa vida. En
medio de su travesia por el desierto, Dios los acompañaba de día y de noche, su
ropa y calzado no sufrían desgaste, pero debido a que estaban muy acostumbrados
a su vida en Egipto, después de generaciones de vivir bajo el yugo de la
esclavitud, en lugar de ver las bendiciones de Dios, solo alcanzaban a ver las
cosas que dejaron atrás y la comodidad que creían tener en esa vida anterior.
LBA Números 11:5 Nos acordamos
del pescado que comíamos gratis en Egipto, de los pepinos, de los melones, los
puerros, las cebollas y los ajos;
·
El pueblo de Israel se comportaba bien cuando tenía
jueces que lo vigilaran, pero cuando los jueces morían se acomodaban y
retrocedían en su evolución. Dios les proveía los jueces que les instruían y
les corregían al desviarse en su actitud, pero en el mismo momento en que
dejaban de tener ese control sobre ellos, su manera de vivir volvía a ser
desordenada y volvían a las costumbres heredadas de sus antepasados,
manifestándose en ellos el acomodamiento de esas generaciones pasadas en la
esclavitud y las costumbres paganas.
LBA Jue 2:18-19 18 Cuando el SEÑOR les levantaba
jueces, el SEÑOR estaba con el juez y los libraba de mano de sus enemigos todos
los días del juez; porque el SEÑOR se compadecía por sus gemidos a causa de los
que los oprimían y afligían. 19 Pero acontecía que al morir el juez,
ellos volvían atrás y se corrompían aún más que sus padres, siguiendo a otros
dioses, sirviéndoles e inclinándose ante ellos; no dejaban sus costumbres ni su
camino obstinado.
·
La gente de Sodoma y sus alrededores estaba tan acomodada
a la maldad que querían abusar de los ángeles enviados a destruirlos porque
seguramente no supieron discernir el terrible evento que se les venía encima.
Imaginemos que haríamos nosotros si viéramos llegar ángeles a nuestra ciudad,
yo pienso que lo primero que haría sería tratar de averiguar si realmente son
ángeles de parte de Dios y obviamente cual es el propósito de su visita.
BLA Génesis 19:1 Los dos ángeles
llegaron a Sodoma al atardecer. Lot estaba sentado a la entrada del pueblo.
Apenas los vio, salió a su encuentro, se arrodilló inclinándose profundamente, 2
y les dijo: "Señores míos, les ruego que vengan a la casa de este siervo
suyo a pasar la noche. Se lavarán los pies, descansarán y mañana, al amanecer,
podrán seguir su camino." Ellos le respondieron: "No, pasaremos la
noche en la plaza." Pero él insistió tanto, que lo siguieron a su casa, y
les preparó comida. 3 Hizo panes sin levadura y comieron. 4
No estaban acostados todavía cuando los vecinos, es decir los hombres de
Sodoma, jóvenes y ancianos, rodearon la casa: ¡estaba el pueblo entero! 5
Llamaron a Lot y le dijeron: "¿Dónde están esos hombres que llegaron a tu
casa esta noche? Mándanoslos afuera, para que abusemos de ellos."
Los habitantes de
la ciudad, acostumbrados (adaptados) a una vida de violencia, habiendo nacido y
crecido en un ambiente agresivo y pecaminoso, arremetieron contra la casa de
Lot y no tuvieron respeto de los visitantes. Su costumbre a los deseos
corrompidos anulaba todo respeto que pudiera existir por una potestad superior
LBA 2Pe 2:10 10
especialmente a los que andan tras la carne en sus deseos corrompidos y
desprecian la autoridad. Atrevidos y obstinados, no tiemblan cuando
blasfeman de las majestades angélicas,
·
La gente en el tiempo de Noé estaba acomodada a la maldad
del mundo y por eso fue indiferente al mensaje de Noé, quedándose fuera del
arca y perdiendo la oportunidad de perecer en la catástrofe que se avecinaba.
En el tiempo actual, el mundo está viviendo una pandemia sin precedentes,
quizás con un muy bajo nivel de mortandad, aunado a unas mejores medidas de
prevención, mejores recursos médicos y avances tecnológicos y mejores recursos
sanitarios, que impiden que el número de fallecidos sea extremadamente elevado.
Pero estoy seguro que si estuviéramos viviendo en la época de las anteriores
pandemias y con las limitaciones de dicho tiempo, seguramente el “número de
recuperados” no sería ni siquiera aproximado a lo que hoy muchos están
publicando como una luz al final del túnel.
También pienso que los datos de defunciones en la actualidad no son exactos
ni precisos, arrojando un aproximado ciertamente confiable, pero limitados a
que cada país reporte acuciosamente su situación, cosa que es muy difícil en
países donde el área rural tiene poco o ningún nivel de desarrollo, lugares
donde simplemente se cree que la gente enfermó y murió porque era su tiempo de
morir o en cualquier país que simplemente no crea conveniente compartir los
datos reales de su situación.
No soy pesimista, ni tampoco es escribo como se escribe una mórbida novela
de terror, lo que estoy tratando de ver es la realidad en pleno siglo XXI, que
con todo y los muchos avances tecnológicos y científicos que creemos tener,
estamos paralizados por un virus de poca mortalidad, que ha llegado a poner de
rodillas a los gobiernos de los países mas industrializados y que se consideran
potencias mundiales.
Por eso no podemos dormirnos en nuestros laureles y decir que esto va a
pasar, volviéndonos indiferentes al mensaje que Dios nos está dando, a la
puerta de oportunidad que se abre delante de la humanidad para reflexionar y
volvernos de los malos caminos, porque a Dios no le complace ver morir a nadie,
por muy malo que sea, el Señor quiere ve un
cambio real en nuestra actitud
LBA Ezequiel 33:11 Diles:
"Vivo yo" -- declara el Señor DIOS -- "que no me complazco en la
muerte del impío, sino en que el impío se aparte de su camino y viva. Volveos,
volveos de vuestros malos caminos. ¿Por qué habéis de morir, oh casa de
Israel?"
Uno de los mayores problemas, como ya lo dije con anterioridad, es que somos
constantemente bombardeados con dos tipos de información, primero con la
cantidad de contagiados y la zozobra que produce el futuro tenebroso de la
economía a nivel mundial, mientras en segundo plano nos transmiten los datos de
la gente que se está salvando de la muerte, gracias al esfuerzo médico que se
está haciendo y la carrera que tiene la ciencia para encontrar una cura para
esta nueva enfermedad y la manera de atender las demás enfermedades emergentes
de la época.
Y en verdad bendigo y aprecio las vidas de todo ese personal de salud que
están dando lo mejor de sí mismos para ayudar a la población de sus
localidades, pero también veo como, día a día nos vamos acostumbrando a esta casi
imperceptible confusión generada con el propósito de distraernos. Nos vamos
acostumbrando a la comodidad del hogar, a pesar de la falta de costumbre que
tenemos de convivir con nuestros hijos y cónyuge, nos vamos acostumbrando a las
nuevas formas de tele trabajo para no exponernos al salir de casa, pero también
nos vamos acostumbrando a que cuando algunos debemos salir por diferentes razones, simplemente nos ponemos una
mascarilla que se ha vuelto un accesorio más del vestuario e incluso ya estamos
viendo cómo se van comercializando con diferentes formas, colores, texturas,
materiales y precios, para que todos tengamos acceso a una mascarilla y a los
diferentes elementos que se usan para la seguridad sanitaria, y aun debo
mencionar como los humanos en nuestro afán de enfrentar las cosas con el mejor
de nuestros ánimos, hacemos toda clase de chistes reflejados en los famosos
“memes” publicados a lo largo y ancho de las diferentes redes sociales.
Qué bueno que tratemos de hacer como dice el proverbio popular y poner “al
mal tiempo, buena cara”, que bien que nuestra moral se mantenga en alto, que
bueno si estamos aprovechando este tiempo en casa para compartir con nuestra
familia de una manera amorosa (aunque hay algunas personas que más que estar en
una cuarentena o un distanciamiento social, parecieran ser compañeros de
prisión de un grupo de personas indiferentes, a las que por años les han
conocido como una familia, pero que en realidad, solo son cohabitantes de la
misma casa, llegando al punto de que ni siquiera están acostumbrados a sentarse
juntos a la mesa y mucho menos a tener ningún momento de alegría o actividad
alguna juntos.
Debemos despertar y debemos entender cuál es la diferencia entre
acomodarnos y adaptarnos, porque definitivamente pueden ser parecidos, pero no
son cursos de acción iguales y por ende no tienen el mismo fin. Adaptarnos es
buscar la mejor manera de encajar con el entorno y por ende con las
circunstancias, buscando la mejor manera de desenvolvernos para seguir
desarrollándonos y/o evolucionando en el proceso de la vida, mientras que
acomodarnos a una situación, es simplemente aceptar lo que ocurre y no hacer
nada por cambiar las circunstancias a nuestro favor, para poder producir
cualquier mejoría.
Para ejemplificar lo que digo, pongámoslo de este modo: no es lo mismo
acomodarme en el sofá a ver televisión y no moverme para alcanzar el control y
quitar el programa que no me gusta, ni para alcanzar un vaso de limonada que
calme mi sed, a ponerme en una situación confortable, pero antes prepararme con
una jarra de limonada para mi sed y alcanzar el control para poder disfrutar y
sacar lo mejor del momento de descanso que pasaré en el sofá.
Entonces, quisiera que viéramos que nos dice la Palabra de Dios acerca del
acomodamiento y o la conformidad, que es un enemigo que se disfraza de
adaptabilidad:
LBA 1 Pedro 1:14 Como hijos
obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais en vuestra
ignorancia,
El apóstol Pedro nos deja ver que la conformidad va intrínsecamente ligada
a la ignorancia y a la desobediencia.
Pero quisiera
analizar esta palabra en el original griego según la concordancia Strong, donde
aparece asi:
4964 συσχηματίζω suschematizo {sus-ke-ma-ti-zo} Significado: 1) conformarse a sí mismo (es decir, la mente y el carácter
de uno) al patrón de otro (formarse de acuerdo a, tomar la forma de)
Esto quiere decir que quien se
conforma (toma la forma) de otro, dejando de tener un pensamiento y una actitud
propias, porque se encuentra cómodo al seguir lo que los demás opinan y hacen,
es decir adopta el comportamiento acomodado de seguir a los demás, evadiendo la
responsabilidad de tomar sus propias acciones y decisiones.
Por otro lado, según Wikipedia, La adaptación es, en sociología y psicología,
el proceso por el cual un grupo o un individuo modifican sus patrones de
comportamiento para ajustarse a las normas imperantes
en el medio social en el que se mueve. Al adaptarse, un sujeto abandona hábitos
o prácticas que formaban parte de su comportamiento, pero que están negativamente evaluadas en el ámbito al
que desea integrarse, y eventualmente adquiere otros en consonancia con las
expectativas que se tienen de su nuevo rol.
Es decir que adaptarse implica abandonar las cosas negativas
y no solo buscar la comodidad sin que haya ningún cambio positivo en nosotros o
las circunstancias de nuestra vida.
Como cristianos que buscan una evolución y un desarrollo
espiritual, no podemos darnos el lujo de acomodarnos a las situaciones que nos
rodean, aun si fueran buenas, porque el mayor enemigo de la excelencia es,
precisamente conformarnos con lo que pueda parecer bueno. Para evitar este acomodamiento,
debemos renovar constantemente nuestra mente, discernir la voluntad de Dios y
llegar a comprender cuál es Su Voluntad Perfecta.
BNP
Romanos 12:2 No se acomoden a
este mundo, por el contrario transfórmense interiormente con una mentalidad
nueva, para discernir la voluntad de Dios, lo que es bueno y aceptable y
perfecto.
Digamos
no al acomodamiento! Bendiciones