martes, 31 de marzo de 2020

EL AMOR EN TIEMPOS DEL CORONA VIRUS




Salmos 27:1-3 El SEÑOR es mi luz y mi salvación; ¿a quién temeré? El SEÑOR es la fortaleza de mi vida; ¿de quién tendré temor? 2 Cuando para devorar mis carnes vinieron sobre mí los malhechores, mis adversarios y mis enemigos, ellos tropezaron y cayeron. 3 Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón; aunque en mi contra se levante guerra, a pesar de ello, estaré confiado.

Esta será una lectura bastante larga, pero te ruego que leas completa esta entrada del blog. Tomate tu tiempo, si no eres un lector muy ávido, divide tu lectura en varios días, léelo acompañado de tu Biblia para consultar las citas anotadas,  medita y analiza lo que leas y si gustas comparte tus pensamientos.

Estaba meditando en la Palabra de Dios cuando repentinamente vino a mi corazón el versículo bíblico que dice que el Perfecto Amor echa fuera todo temor (1Jn 4:18). Entonces recordé una famosa novela de Gabriel García Márquez, que se llamaba “el amor en tiempos del cólera”, porque el cólera fue una pandemia que atacó seis veces en el siglo XIX.

Por alguna razón, mi cabeza relaciona de una forma bastante activa las cosas, no sé si sea porque algo no funciona bien, o más bien creo que es una bendición de Dios que aún no he logrado comprender en su totalidad. Pero en fin, hablando de pandemias, pensé en esta terrible época que estamos viviendo y que no me canso de repetir que será algo que marcará una nueva época en la historia de la humanidad.

El asunto es que, si la Biblia dice que el perfecto amor echa fuera el temor, y quien teme no puede ser perfeccionado en el amor, entonces quiere decir que la medida de nuestro miedo, puede ser un importante indicador de nuestro “nivel de amor” por así decirlo.

Pero más grave aún que el nivel que podamos tener o escasear de amor, es que no le prestemos atención a los estragos que puede provocar el miedo en nuestra vida.

Hablemos pues del miedo, que está a la orden del día en tiempos actuales, pareciera inverosímil pero un “muy diminuto bicho” al que no vemos, un virus llamado SARS-CoV-2, conocido como COVID-19 que no es otra cosa que el acrónimo del inglés coronavirus disease 2019 (enfermedad del coronavirus 2019, ​ también conocida como enfermedad por coronavirus), tiene ahora temblando a gran parte de la población mundial. Una de las principales causas de que la gente esté llena de miedo por este virus, es la desinformación que ha producido el exceso de información en las redes sociales y los demás medios de comunicación. Esto es algo súper contagioso, las malas noticias siempre vuelan al igual que las falsas noticias, los chismes y las mentiras. Cada día nos vemos bombardeados por esta información/desinformación que puede volver nuestra mente un campo de batalla, provocando con ello incertidumbre y duda. Por eso, los cristianos debemos convertirnos en portadores de buenas noticias y por eso la Biblia nos dice

BLA  Isaías 52:7 Qué bien venidos, por los montes, los pasos del que trae buenas noticias, que anuncia la paz, que trae la felicidad, que anuncia la salvación, y que dice a Sión: "¡Ya reina tu Dios!"

Obviamente, no podemos ser portadores de buenas noticias si estamos llenos de miedo (vacíos del Amor de Dios), no podemos dar algo que no tenemos, por ejemplo, si tienes tu billetera llena con digamos Q1000.00 (mil Quetzales) y alguien viene a ti con la necesidad de un solo billete de U.S.$ 1.00 (un dólar), tu podrás tener toda la voluntad de ayudarle, pero por carecer de lo que tu amigo necesita, estarás incapacitado para hacerlo.

El asunto es que, para poder ser portadores de buenas nuevas, debemos tener la convicción de que sin importar lo que nos rodea, no estamos abandonados a “nuestra suerte”, tenemos un Padre Celestial que siempre vela por nuestro bien y que nos cuida, aunque estemos en situaciones que parezcan adversas.

BNP  Salmos 27:1 El Señor es mi luz y mi salvación: ¿a quién temeré? El Señor es el baluarte de mi vida: ¿de quién me asustaré? 2 Si me acosan los malvados para devorar mi carne, ellos, mis enemigos y adversarios, tropiezan y caen. 3 Si un ejército acampa contra mí, mi corazón no teme; aunque me asalten las tropas, continuaré confiando.


Los seres humanos somos siempre propensos a ser temerosos de las catástrofes, tememos a los terremotos y demás meteoros, sin embargo todo esto es algo que está escrito que debe ocurrir, por ejemplo como nos dice el profeta Isaías

Isa 24:19-21 LBA 19 Se hace pedazos la tierra, en gran manera se agrieta, con violencia tiembla la tierra. 20 Se tambalea, oscila la tierra como un ebrio, se balancea como una choza, pues pesa sobre ella su transgresión, y caerá, y no volverá a levantarse. 21 Y sucederá en aquel día, que el SEÑOR castigará al ejército de lo alto en lo alto, y a los reyes de la tierra sobre la tierra.

Sin embargo no podemos olvidar que el Señor Jesucristo nos advierte que escucharemos de muchas calamidades pero que no debemos temer

Mat 24:4-8 LBA 4 Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. 5 Porque muchos vendrán en mi nombre, diciendo: "Yo soy el Cristo", y engañarán a muchos. 6 Y habréis de oír de guerras y rumores de guerras. ¡Cuidado! No os alarméis, porque es necesario que todo esto suceda; pero todavía no es el fin. 7 Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino, y en diferentes lugares habrá hambre y terremotos. 8 Pero todo esto es sólo el comienzo de dolores.

Es tan solo un principio de dolores, no es el fin del mundo, aunque definitivamente es algo que está cambiando la forma de vivir de la humanidad como hasta ahora la conocemos, de esto se derivarán nuevos modelos económicos, probablemente surjan muchos cambios laborales y en otras actividades como la educativa, o la forma en la que nos comportemos en lugares públicos y/o llenos de gente.

Es por esa tendencia, que el miedo y el pánico colectivo están imperando en este momento; un miedo que aún no ha llegado a provocar mayores problemas, pero que es a mi parecer, una bomba de tiempo haciendo “tic…toc…tic… toc”. Y de continuar agravándose la situación, vendrán los ataques de histeria masiva, con levantamientos, disturbios, saqueos, linchamientos y demás.

Entonces, para nosotros los que tememos el Nombre de Dios, nacerá el Sol de Justicia y en sus Alas nos traerá su Salud, su Salvación, tal y como dice el profeta Malaquías (Mal 4:2) y por eso debemos buscar en Su Palabra (la Biblia) la sabiduría que nos permita entender el miedo, sus fuentes y obviamente su antídoto.

·         Miedo a perder algo amado o idolatrado (Gen 31:27-31): Para algunas personas es difícil reconocer la diferencia o la línea que separa el amor de la idolatría. Hay padres que idolatran a sus hijos, esposos y esposas que idolatran a su cónyuge,  empresarios que idolatran su trabajo o el dinero que acumulan, la idolatría no hace específicamente referencia a la adoración o veneración de ídolos. Vemos como Jacob sale de la casa de su suegro, cansado de una vida de maltratos e injusticias por parte de Labán, llevándose consigo a sus esposas y sus hijos, pero sale temeroso de que el padre de sus esposas le arrebate a su amada familia, olvidando que por derecho ahora no las podían separar de él, porque ellas habían dejado a su padre y a su madre para unirse a él y ser una sola carne (Mat 19:5-6).

·         El miedo al pasado (Gen 32:11): A veces, sin darnos cuenta, somos perseguidos por los recuerdos, somos incluso atormentados por los errores del pasado que cobran vida en nuestra memoria, una y otra vez. Nuevamente vemos como Jacob, era atormentado por sentirse culpable de haber arrebatado la bendición de su padre a su hermano Esaú, quien por cierto, se la había vendido por un plato de lentejas – pero ese será tema para otro día- y ahora Jacob se veía atormentado por el miedo de la persecución de un hermano encolerizado. La acusación persigue al hombre, como persiguió a Adán en el huerto, y después de haber fallado a Dios, se esconde porque se da cuenta de su desnudez y siente miedo (Gen 3:9-10). Cabe hacer notar que aquel que esta sin cobertura, es muy fácilmente alcanzado por el miedo y busca apartarse.

·         El miedo que producen las cosas o pecados ocultos (Exo 2:11-14): en este versículo vemos a un hombre que tenía el llamado de parte de Dios para ser el libertador de Israel y sacarlos de la esclavitud. Moisés sin embargo había matado a un hombre, con la buena intención de rescatar a sus hermanos, pero siendo una importante autoridad del país, en lugar de ir con faraón para decirle que había castigado a un hombre por ser demasiado severo e injusto, lo enterró en la arena, donde creyó que nadie se había enterado, hasta que llega el momento en que todo sale a luz y empiezan a acusarle y a restarle autoridad, por lo que Dios permite que empiece un largo viaje por el desierto, para ser purificado, antes de cumplir con su misión. Obviamente, esto nos enseña que los pecados deben ser confesados para poder realizar con éxito lo que nos propongamos o nos envíen a hacer (Pro 28:13)

El miedo nos confunde (Mat 14:26): este es un pasaje de las escrituras que es realmente impactante, puesto que los discípulos del Señor, quienes estaban supuestos a conocerle bien, al llenarse de miedo empiezan a gritar; imaginemos la escena, navegando en la oscuridad, sin tierra a la vista porque iban y muy lejos, azotados por las olas, ven de repente a un hombre caminar sobre las aguas y empiezan a turbarse, pero en vez de calmarse empiezan a hablar conjeturas y coinciden en que debe ser un fantasma, por lo que aterrorizados e impotentes, no tienen más que hacer que empezar a gritar. Inmediatamente, el Señor les infunde ánimo y Pedro creyéndole, le pide que lo llame para ir con Él. Jesús lo llama y el discípulo empieza a caminar sobre el agua en obediencia, pero viendo la fuerza del viento (conociendo la fuerza de la naturaleza como buen marinero) se llena nuevamente de miedo y entonces pierde la visión de quien lo llama y empieza a hundirse.
Muchas veces confesamos tener fe, decimos que Dios nos librará de todo mal, pero realmente nuestro corazón está expuesto a tanta información negativa que en algún momento puede llenarnos de miedo al porvenir.
Esto no es porque seamos malos, es porque somos seres humanos, con debilidades y limitaciones. Pero imaginemos por un momento más, la reacción de aquellos hombres que aún no creían que era Jesús, e imaginemos su reacción al ver a Pedro bajarse de la barca en medio de aquella tormenta y empezar a hacer algo que era imposible, sobrenatural.

El miedo nos conduce a la derrota (1Sam 17:10-11): Muchas veces,  el enemigo nos amedrenta con amenazas, como Goliat hacía con el ejército de Israel, que lo escucharon 80 veces decirles que no podrían vencerlo, que no había entre ellos nadie capaz de enfrentarlo. Pero entonces llega un joven mucho mas pequeño, físicamente menos dotado que los hombres entrenados para la batalla, pero capaz de recordar que cuando estaba en el anonimato, vencía al oso y al león con sus manos porque el Dios Todopoderoso le respaldaba. El recuerdo de esos momentos hace que David no tema del tamaño del adversario, porque sabiendo que él puede ser diminuto, pero el gigante, por grande y poderoso que parezca, no puede compararse ni remotamente con el Dios de los ejércitos. Job nos enseña que lo que tememos es lo que nos acontece, como la famosa “ley de Murphy”, por eso es importante que confiemos en Dios y así lograremos salir de esta situación (Job 3:25-26) pero si nos atormentamos, podemos invocar a la catástrofe sobre nosotros .


La Biblia tiene varios relatos en los que vemos gente en situaciones de salud muy adversas, pero acuden al Señor para ser sanados y Él les responde “tu fe te ha sanado”. Como el leproso (Luc 17:19), Una mujer con una hemorragia de 12 años (Luc 8:48), el ciego (Luc 18:42) por mencionar algunos. La fe es un factor de salud, de sanidad, de salvación. Además, sin fe es imposible agradar a Dios (Heb 11:6)

Cuando sentimos miedo nos agotamos, nos desgastamos, nos desanimamos, pero aunque nos toque pasar por valles de sombra de muerte, no tendremos miedo y seremos alentados por la vara y el cayado de nuestro Pastor (Sal 23:4).

Y no olvides, La Paz del Señor es el mejor de los antídotos para el miedo (Jua 14:27) no la paz humana, porque solo Dios puede darnos una paz que va más allá de todo entendimiento (Fil 4:6-7). Que Dios bendiga a la humanidad y tenga misericordia de nosotros.

Por ultimo, si tu corazón esta lleno de algún miedo, te dejo estos últimos versículos, en el año de la reconciliación: 

18 En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor, porque el temor involucra castigo, y el que teme no es hecho perfecto en el amor. 19 Nosotros amamos, porque Él nos amó primero. 20 Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es un mentiroso; porque el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios a quien no ha visto. 21 Y este mandamiento tenemos de Él: que el que ama a Dios, ame también a su hermano. (1Jn 4:18-21 LBA)



 Maranatha Amén!

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