Salmos 27:1-3 El SEÑOR es mi luz y mi
salvación; ¿a quién temeré? El SEÑOR es la fortaleza de mi vida; ¿de quién
tendré temor? 2 Cuando para devorar mis carnes vinieron sobre mí los malhechores,
mis adversarios y mis enemigos, ellos tropezaron y cayeron. 3 Aunque un
ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón; aunque en mi contra se levante
guerra, a pesar de ello, estaré confiado.
Esta será una lectura bastante larga, pero te
ruego que leas completa esta entrada del blog. Tomate tu tiempo, si no eres un
lector muy ávido, divide tu lectura en varios días, léelo acompañado de tu
Biblia para consultar las citas anotadas, medita y analiza lo que leas y si gustas
comparte tus pensamientos.
Estaba meditando en la Palabra de Dios cuando
repentinamente vino a mi corazón el versículo bíblico que dice que el Perfecto
Amor echa fuera todo temor (1Jn 4:18). Entonces recordé una famosa novela de
Gabriel García Márquez, que se llamaba “el amor en tiempos del cólera”, porque
el cólera fue una pandemia que atacó seis veces en el siglo XIX.
Por alguna razón, mi cabeza relaciona de una
forma bastante activa las cosas, no sé si sea porque algo no funciona bien, o
más bien creo que es una bendición de Dios que aún no he logrado comprender en
su totalidad. Pero en fin, hablando de pandemias, pensé en esta terrible época
que estamos viviendo y que no me canso de repetir que será algo que marcará una
nueva época en la historia de la humanidad.
El asunto es que, si la Biblia dice que el
perfecto amor echa fuera el temor, y quien teme no puede ser perfeccionado en
el amor, entonces quiere decir que la medida de nuestro miedo, puede ser un
importante indicador de nuestro “nivel de amor” por así decirlo.
Pero más grave aún que el nivel que podamos
tener o escasear de amor, es que no le prestemos atención a los estragos que
puede provocar el miedo en nuestra vida.
Hablemos pues del miedo, que está a la orden
del día en tiempos actuales, pareciera inverosímil pero un “muy diminuto bicho”
al que no vemos, un virus llamado SARS-CoV-2,
conocido como COVID-19 que no es
otra cosa que el acrónimo del inglés coronavirus
disease 2019 (enfermedad del coronavirus 2019, también conocida como
enfermedad por coronavirus), tiene ahora temblando a gran parte de la población
mundial. Una de las principales causas de que la gente esté llena de miedo por
este virus, es la desinformación que ha producido el exceso de información en
las redes sociales y los demás medios de comunicación. Esto es algo súper
contagioso, las malas noticias siempre vuelan al igual que las falsas noticias,
los chismes y las mentiras. Cada día nos vemos bombardeados por esta
información/desinformación que puede volver nuestra mente un campo de batalla,
provocando con ello incertidumbre y duda. Por eso, los cristianos debemos
convertirnos en portadores de buenas noticias y por eso la Biblia nos dice
BLA Isaías 52:7 Qué bien venidos, por los montes, los pasos del que trae
buenas noticias, que anuncia la paz, que trae la felicidad, que anuncia la
salvación, y que dice a Sión: "¡Ya reina tu Dios!"
Obviamente, no podemos ser
portadores de buenas noticias si estamos llenos de miedo (vacíos del Amor de
Dios), no podemos dar algo que no tenemos, por ejemplo, si tienes tu billetera
llena con digamos Q1000.00 (mil Quetzales) y alguien viene a ti con la
necesidad de un solo billete de U.S.$ 1.00 (un dólar), tu podrás tener toda la
voluntad de ayudarle, pero por carecer de lo que tu amigo necesita, estarás
incapacitado para hacerlo.
El asunto es que, para poder
ser portadores de buenas nuevas, debemos tener la convicción de que sin
importar lo que nos rodea, no estamos abandonados a “nuestra suerte”, tenemos
un Padre Celestial que siempre vela por nuestro bien y que nos cuida, aunque
estemos en situaciones que parezcan adversas.
BNP Salmos 27:1 El Señor es mi luz y mi salvación: ¿a quién temeré? El
Señor es el baluarte de mi vida: ¿de quién me asustaré? 2 Si me
acosan los malvados para devorar mi carne, ellos, mis enemigos y adversarios,
tropiezan y caen. 3 Si un ejército acampa contra mí, mi corazón no
teme; aunque me asalten las tropas, continuaré confiando.
Los seres humanos somos
siempre propensos a ser temerosos de las catástrofes, tememos a los terremotos
y demás meteoros, sin embargo todo esto es algo que está escrito que debe
ocurrir, por ejemplo como nos dice el profeta Isaías
Isa 24:19-21 LBA 19 Se hace pedazos la tierra, en gran manera se agrieta, con violencia
tiembla la tierra. 20 Se tambalea, oscila la tierra como un ebrio,
se balancea como una choza, pues pesa sobre ella su transgresión, y caerá, y no
volverá a levantarse. 21 Y sucederá en aquel día, que el SEÑOR
castigará al ejército de lo alto en lo alto, y a los reyes de la tierra sobre
la tierra.
Sin embargo no podemos olvidar que el Señor
Jesucristo nos advierte que escucharemos de muchas calamidades pero que no
debemos temer
Mat 24:4-8 LBA 4 Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. 5
Porque muchos vendrán en mi nombre, diciendo: "Yo soy el Cristo", y
engañarán a muchos. 6 Y habréis de oír de guerras y rumores de
guerras. ¡Cuidado! No os alarméis, porque es necesario que todo esto suceda;
pero todavía no es el fin. 7 Porque se levantará nación contra
nación, y reino contra reino, y en diferentes lugares habrá hambre y
terremotos. 8 Pero todo esto es
sólo el comienzo de dolores.
Es tan solo un principio de dolores, no es el fin del
mundo, aunque definitivamente es algo que está cambiando la forma de vivir de
la humanidad como hasta ahora la conocemos, de esto se derivarán nuevos modelos
económicos, probablemente surjan muchos cambios laborales y en otras actividades
como la educativa, o la forma en la que nos comportemos en lugares públicos y/o
llenos de gente.
Es por esa tendencia, que el miedo y el pánico colectivo están
imperando en este momento; un miedo que aún no ha llegado a provocar mayores
problemas, pero que es a mi parecer, una bomba de tiempo haciendo “tic…toc…tic…
toc”. Y de continuar agravándose la situación, vendrán los ataques de histeria
masiva, con levantamientos, disturbios, saqueos, linchamientos y demás.
Entonces, para nosotros los que tememos el Nombre de
Dios, nacerá el Sol de Justicia y en sus Alas nos traerá su Salud, su Salvación,
tal y como dice el profeta Malaquías (Mal 4:2) y por eso debemos buscar en Su
Palabra (la Biblia) la sabiduría que nos permita entender el miedo, sus fuentes
y obviamente su antídoto.
·
Miedo a perder algo amado o idolatrado (Gen 31:27-31): Para algunas personas es difícil reconocer la diferencia o la línea que
separa el amor de la idolatría. Hay padres que idolatran a sus hijos, esposos y
esposas que idolatran a su cónyuge, empresarios
que idolatran su trabajo o el dinero que acumulan, la idolatría no hace específicamente
referencia a la adoración o veneración de ídolos. Vemos como Jacob sale de la
casa de su suegro, cansado de una vida de maltratos e injusticias por parte de
Labán, llevándose consigo a sus esposas y sus hijos, pero sale temeroso de que
el padre de sus esposas le arrebate a su amada familia, olvidando que por
derecho ahora no las podían separar de él, porque ellas habían dejado a su
padre y a su madre para unirse a él y ser una sola carne (Mat 19:5-6).
·
El miedo al pasado (Gen 32:11): A veces, sin darnos
cuenta, somos perseguidos por los recuerdos, somos incluso atormentados por los
errores del pasado que cobran vida en nuestra memoria, una y otra vez. Nuevamente
vemos como Jacob, era atormentado por sentirse culpable de haber arrebatado la bendición
de su padre a su hermano Esaú, quien por cierto, se la había vendido por un
plato de lentejas – pero ese será tema para otro día- y ahora Jacob se veía
atormentado por el miedo de la persecución de un hermano encolerizado. La acusación
persigue al hombre, como persiguió a Adán en el huerto, y después de haber
fallado a Dios, se esconde porque se da cuenta de su desnudez y siente miedo
(Gen 3:9-10). Cabe hacer notar que aquel que esta sin cobertura, es muy fácilmente
alcanzado por el miedo y busca apartarse.
·
El miedo que producen las cosas o pecados ocultos (Exo 2:11-14): en este versículo vemos a un hombre que tenía el llamado de parte de Dios
para ser el libertador de Israel y sacarlos de la esclavitud. Moisés sin
embargo había matado a un hombre, con la buena intención de rescatar a sus
hermanos, pero siendo una importante autoridad del país, en lugar de ir con faraón
para decirle que había castigado a un hombre por ser demasiado severo e injusto,
lo enterró en la arena, donde creyó que nadie se había enterado, hasta que
llega el momento en que todo sale a luz y empiezan a acusarle y a restarle
autoridad, por lo que Dios permite que empiece un largo viaje por el desierto,
para ser purificado, antes de cumplir con su misión. Obviamente, esto nos
enseña que los pecados deben ser confesados para poder realizar con éxito lo
que nos propongamos o nos envíen a hacer (Pro 28:13)
El miedo nos confunde (Mat 14:26): este es un pasaje de
las escrituras que es realmente impactante, puesto que los discípulos del
Señor, quienes estaban supuestos a conocerle bien, al llenarse de miedo empiezan
a gritar; imaginemos la escena, navegando en la oscuridad, sin tierra a la
vista porque iban y muy lejos, azotados por las olas, ven de repente a un
hombre caminar sobre las aguas y empiezan a turbarse, pero en vez de calmarse
empiezan a hablar conjeturas y coinciden en que debe ser un fantasma, por lo
que aterrorizados e impotentes, no tienen más que hacer que empezar a gritar.
Inmediatamente, el Señor les infunde ánimo y Pedro creyéndole, le pide que lo
llame para ir con Él. Jesús lo llama y el discípulo empieza a caminar sobre el
agua en obediencia, pero viendo la fuerza del viento (conociendo la fuerza de
la naturaleza como buen marinero) se llena nuevamente de miedo y entonces
pierde la visión de quien lo llama y empieza a hundirse.
Muchas veces confesamos tener fe, decimos que Dios nos
librará de todo mal, pero realmente nuestro corazón está expuesto a tanta información
negativa que en algún momento puede llenarnos de miedo al porvenir.
Esto no es porque seamos malos, es porque somos seres humanos,
con debilidades y limitaciones. Pero imaginemos por un momento más, la reacción
de aquellos hombres que aún no creían que era Jesús, e imaginemos su reacción al
ver a Pedro bajarse de la barca en medio de aquella tormenta y empezar a hacer
algo que era imposible, sobrenatural.
El miedo nos conduce a la derrota (1Sam 17:10-11): Muchas
veces, el enemigo nos amedrenta con
amenazas, como Goliat hacía con el ejército de Israel, que lo escucharon 80
veces decirles que no podrían vencerlo, que no había entre ellos nadie capaz de
enfrentarlo. Pero entonces llega un joven mucho mas pequeño, físicamente menos
dotado que los hombres entrenados para la batalla, pero capaz de recordar que
cuando estaba en el anonimato, vencía al oso y al león con sus manos porque el
Dios Todopoderoso le respaldaba. El recuerdo de esos momentos hace que David no
tema del tamaño del adversario, porque sabiendo que él puede ser diminuto, pero
el gigante, por grande y poderoso que parezca, no puede compararse ni
remotamente con el Dios de los ejércitos. Job nos enseña que lo que tememos es lo que nos acontece,
como la famosa “ley de Murphy”, por eso es importante que confiemos en Dios y
así lograremos salir de esta situación (Job 3:25-26) pero si nos atormentamos, podemos invocar a la catástrofe sobre nosotros .
La Biblia tiene varios relatos en los que vemos gente en
situaciones de salud muy adversas, pero acuden al Señor para ser sanados y Él
les responde “tu fe te ha sanado”. Como el leproso (Luc 17:19), Una mujer con
una hemorragia de 12 años (Luc 8:48), el ciego (Luc 18:42) por mencionar
algunos. La fe es un factor de salud, de sanidad, de salvación. Además, sin fe
es imposible agradar a Dios (Heb 11:6)
Cuando sentimos miedo nos agotamos, nos desgastamos, nos
desanimamos, pero aunque nos toque pasar por valles de sombra de muerte, no
tendremos miedo y seremos alentados por la vara y el cayado de nuestro Pastor
(Sal 23:4).
Y no olvides, La Paz del Señor es el mejor de los antídotos
para el miedo (Jua 14:27) no la paz humana, porque solo Dios puede darnos una
paz que va más allá de todo entendimiento (Fil 4:6-7). Que Dios bendiga a la
humanidad y tenga misericordia de nosotros.
Por ultimo, si tu corazón esta lleno de algún miedo, te dejo estos últimos versículos, en el año de la reconciliación:
18 En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor, porque el temor involucra castigo, y el que teme no es hecho perfecto en el amor. 19 Nosotros amamos, porque Él nos amó primero. 20 Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es un mentiroso; porque el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios a quien no ha visto. 21 Y este mandamiento tenemos de Él: que el que ama a Dios, ame también a su hermano. (1Jn 4:18-21 LBA)
Maranatha Amén!
Por ultimo, si tu corazón esta lleno de algún miedo, te dejo estos últimos versículos, en el año de la reconciliación:
18 En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor, porque el temor involucra castigo, y el que teme no es hecho perfecto en el amor. 19 Nosotros amamos, porque Él nos amó primero. 20 Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es un mentiroso; porque el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios a quien no ha visto. 21 Y este mandamiento tenemos de Él: que el que ama a Dios, ame también a su hermano. (1Jn 4:18-21 LBA)
Maranatha Amén!