lunes, 3 de septiembre de 2018

EL FUEGO DE MOLOC


EL FUEGO DE MOLOC

Moisés continuó diciéndoles: «Cuando entren al territorio que Dios va a darles, se encontrarán con que la gente que allí vive, tiene costumbres terribles, que no agradan a Dios. Por ejemplo, esa gente entrega a sus hijos para quemarlos en honor de sus dioses, practica la brujería y la hechicería, y cree que puede adivinar el futuro. Además de sus brujerías, consultan a los espíritus de los muertos para pedirles consejo. Pero ustedes deben obedecer a nuestro Dios en todo, y tener cuidado de no seguir el mal ejemplo de esa gente, pues nuestro Dios la odia y por eso quiere sacarla de esa tierra. (Deu 18:10 TLA)

Introducción: En los inicios de la humanidad, quizás el mas grande de todos los descubrimientos fue el uso del fuego, los seres humanos empezaron a poder generar luz durante las horas de oscuridad, o en lugares oscuros, pudieron generar calor en lugares y climas fríos, así mismo pudieron ampliar y mejorar su dieta, consumiendo alimentos cocidos y no crudos. Incluso en épocas mas modernas, el fuego fue fundamental para la industrialización dando vida a aparatos importantes como la revolucionaria maquinaria propulsada a vapor. Pero el fuego también tuvo muy malos usos, como el de los cultos paganos. Los cananeos adoraban a Moloc, que para ellos era el dios del fuego purificador. Según los estudiosos era representado como una figura humana con cabeza de carnero o becerro, sentado en un trono. Era una enorme estatua hueca de bronce, con la boca abierta y los brazos extendidos, tenía las manos juntas y las palmas hacia arriba, dispuesto a recibir a niños recién nacidos y devorarlos. Dentro de la estatua se encendía un fuego que se alimentaba continuamente durante el holocausto. Era un culto extremadamente ruidoso, para que no se escucharan los gritos de los niños sacrificados.
Desarrollo: Dios advierte al pueblo de no adquirir las costumbres paganas de los cananeos, y de no adorar a Moloc, puesto que entregar a sus hijos a este culto era una ofensa para Dios (Lev 18:21), aquel que sacrificara a sus hijos a este dios, debía morir lapidado y su falta no podía ser pasada por alto (Lev 20:2-5). El error de Israel fue muy grande desobedeciendo al Señor y al salir de Egipto, e incluso iban cargando con ellos un tabernáculo de Moloc (Hch 7:41-43). Vemos entonces que Israel desobedeció a Dios haciendo pasar a sus hijos por fuego (Jer 7:31; 2R 16:3; 2Cr 28:3; 2R 23:10). Hemos aprendido que todo lo acontecido al pueblo de Israel en el pasado, es una figura y un ejemplo para la iglesia del final de los tiempos (1Co 10:6, 11). Así, en la actualidad, vemos que en el plano material hay un movimiento impresionante, causando un sisma sociopolítico, en el que grupos a favor del aborto, están desatando problemas alrededor del mundo entero, escondiéndose tras una cortina de humanismo, alegando tener el derecho a elegir qué hacer con su cuerpo, y matando a los niños antes que nazcan.
Pero volviendo al asunto del fuego, podemos darnos cuenta de que, en el aspecto espiritual, hay también fuegos extraños que están matando a los niños espirituales dentro del cuerpo de Cristo, y por eso debemos de ser muy cautelosos, de no prestar atención a falsos sacerdotes que lo que hacen es ofrecer fuego extraño a dioses como Moloc, que dicho sea de paso también se representa como un búho, y es adorado por sociedades secretas que ejercen control sobre la economía actual.
En la Palabra de Dios, el fuego, acompaña a grandes acontecimientos como cuando el Señor se manifiesta por primera vez a Moisés (Ex 3:2), o cuando iba delante del pueblo en una columna “de fuego” durante las noches del desierto (Ex 13:21), o el fuego que Elías hizo descender del cielo para derrotar a los profetas de Baal (1R18:38). El fuego también habla de prueba (1P4:12) y también existe el fuego extraño ofrecido en el altar de Dios (Lv 10:1).
Hay fuegos que no son de Dios, como el de Moloc, que devora niños y que pueden afectarnos en nuestro crecimiento y desarrollo como hijos de Dios, incluso pueden matarnos si no tenemos la madurez espiritual para reconocerlos y combatirlos. Veamos algunos de ellos:
·         El fuego del engaño de la bestia (Ap 13:13-14): este fuego engaña a los moradores de La Tierra, es decir a aquellas personas que tienen puesta su mirada en las cosas terrenales antes que en las cosas de Dios (Mt 6:33).
·         El fuego de las palabras del que urde el mal (Pr 16:27): aquellas personas que no son dignas, que urden maldad contra los hermanos pueden producir un fuego que llegue a causar grave daño en la congregación.
·         El fuego de la lengua sin control (Stg 3:3-6): este es un fuego que puede provocar contaminación en el cuerpo de Cristo. Este fuego según dice la Biblia procede el mismo infierno, tiene poderes enormes y puede arrasar con el curso entero de nuestra existencia (Stg 3:6 Biblia Arcas Fernandez)
·         El fuego de la rebeldía (Is 65:2-5): hay quienes son contaminados por este fuego y no se dan cuenta, creyendo que viven en santidad y no ven que están alejados de la voluntad del Señor, llegan a menospreciar a sus hermanos. Se aíslan de los demás porque no son capaces de admitir su error (Pr 18:1).
·         El fuego de la pasión de la carne (Pr 6:26-27): la pasión sexual del adulterio es algo que puede destruir la vida del hombre, aunque trate e ocultarlo terminará consumiéndolo, el versículo 28 dice que no se puede caminar sobre carbones, es decir nuestro caminar debe alejarse de las pasiones, debemos apartarnos de este tipo de fuego, porque aunque creamos que se puede controlar, mas bien puede acabar destruyéndonos (2Tim 2:22)
·         El fuego de la impiedad (Is 9: 17-18): un impío es aquel que vive sin respeto por la ley, es alguien que tiene cauterizada la conciencia y practica constantemente el pecado; este fuego hace que las personas hablen necedades, que es lo opuesto a la verdad. Son incluso personas que hablan la sabiduría del mundo, pero en realidad eso es necedad para el Señor (1Co 3:19)
Conclusiones: El fuego puede ser algo importante para el desarrollo de nuestra vida, es de hecho una de las facetas del bautismo, la Palabra del Señor es como fuego (Jer 23:29) nos limpia, nos hace permanecer en Él y nos lleva a dar fruto (Jn 15:3-5). Pero para poder reconocer el fuego que proviene del Señor debemos ser maduros. Para que el fuego del enemigo no nos dañe, para que no muramos en el horno de fuego de Babilonia es necesario que estemos llenos del Espíritu de Dios, como sucedió con los amigos del profeta Daniel (Dn 3:21-26)
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