martes, 4 de junio de 2019

LA PALABRA PROFÉTICA



2 Pedro 1:18-19   18 y nosotros mismos escuchamos esta declaración, hecha desde el cielo cuando estábamos con Él en el monte santo.  19 Y así tenemos la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en prestar atención como a una lámpara que brilla en el lugar oscuro, hasta que el día despunte y el lucero de la mañana aparezca en vuestros corazones.

Introducción: La Biblia nos enseña que Dios ha hablado a los hombres de distinta formas y desde hace mucho tiempo  empezando a través de sus profetas y luego por El Hijo (Heb 1:1-2), y  ahora nos habla a nosotros por el Espíritu Santo (Jn 14:26). La profecía es el don que más debemos anhelar (1Co 14:1) pero debe ser precisa y edificar al Cuerpo de Cristo y para estar seguros de que proviene de Dios, tenemos el mejor parámetro, que nos fue dejado escrito (2P 1:19).

Desarrollo: Cuando hablamos de palabra profética es necesario entender que es, ya que no la podemos confundir con el ministerio profético, el don profético o la unción profética, pues aunque aparentemente pareciera que no hay diferencia entre ellos, si existe, y para poder profetizar con autoridad y libertad es importante que sepamos diferenciarlos.

·     La Palabra Profética fue dada por el Padre a través de lo que está escrito y todo ello nos fue dejado a nosotros como una enseñanza (1Co 10:6-11)
·     El ministerio profético es dado por el Hijo, junto a los otros ministerios, como regalo (Doma) a los hombres, para capacitar a los santos para edificar al Cuerpo de Cristo (Ef 4:8-12)
·     El Don profético, también es un regalo (Carisma), un regalo inmerecido que es otorgado por el Espíritu Santo. Esto regalos están al alcance de quien quiera solicitarlos a Dios y debemos anhelarlos con vehemencia (1Co 12:31),
·     La unción profética es dada en determinada atmosfera y tiempo, como cuando Saúl iba persiguiendo a David hasta Ramá y envió 3 grupos de mensajeros a llevárselo y al llegar ante Samuel profetizaron; por último el mismo Saúl acabo profetizando desnudo delante del profeta (1Sam 19:18-24).

Entendiendo esto, llegamos a la conclusión de que es importante reconocer que tener un don no significa ni nos habilita para ejercer un ministerio, porque son cosas distintas. Por eso es importante que haya una escuela profética para instruirnos, aclararnos y ayudarnos a definirnos. Conocer la importancia de la Palabra Profética nos salva de ser desviados por falsos profetas que se manifestaran incluso con poder y señales en este tiempo (Mt 24:24) el no tener conocimiento conduce al pueblo a la destrucción (Os 4:6)

No todo el que tiene el don de profecía, o el que está bajo la unción es un profeta, asi como no todo el que ejerce una función pastoral -como ministrar a las ovejas- es pastor; David salía y dejaba a un cuidador (8104 שָׁמַר shamar) a cargo de las ovejas de su padre (1Sam 17:20). Una mujer no se convierte en pastora por ser esposa del pastor, ni el que enseña la palabra se convierte por ello en maestro, aunque tenga el don de la enseñanza (Rom 12:6,7). Todos podemos tener dones y servir con ellos al pueblo de Dios pero el ministerio es predestinado y el llamamiento confirmado por Dios y no por el pueblo. Debemos adquirir conocimiento (Pro 23:23), debemos ser formados por la mano de Dios para ser exaltados en Su Debido Tiempo (1P 5:6). Vamos a ser moldeados a través de la Palabra de Dios que nos instruye, nos edifica, nos corrige y nos guía (2Tim 3:16).

Todo lo que ha ocurrido, ocurre y ocurrirá ya está escrito, Dios no hace nada sin revelárselo a sus siervos los profetas (Amo 3:7; Dan 9:10; Ap 10:7).  Una figura interesante de la seguridad de la Palabra Profética de Dios la vemos cuando Jesús durante su ministerio decía “escrito está” haciendo referencia a que su presencia en la Tierra era el cumplimiento de lo escrito por los profetas, como cuando les anuncia a sus discípulos que se dispersaran al momento de su captura (Mt 26:31).

Otra figura impresionante es cuando lo religiosos judíos quieren probarle y le presentan la acusación de una pecadora, entonces el Señor se inclina para escribir en el suelo y después de hacerlo dos veces la anima y la perdona (Jn 8:3-11)  y con esto se cumple lo que estaba escrito para nosotros en Antiguo Testamento, anunciando que alcanzaríamos la Salvación y la vida eterna a través de Jesucristo (Jer 17:13)

Conclusión: Nuestro Padre Celestial nos habla y nos instruye, abriendo nuestro entendimiento, nuestro corazón, nuestros ojos para poder comprender su Palabra.  Debemos tener claro que el Padre trae la palabra Profética, el Hijo el ministerio profético y el Espíritu Santo atavía a la novia con Sus Dones, que debemos anhelar todo el tiempo, principalmente el don de profecía. Nos recuerda que a la que se casará, Dios le da dones, como al figura de Rebeca antes de ser llevada con Isaac para casarse (Gn 24:47) es decir que si no tienes dones aún, es porque no los has querido buscar y corres el riesgo de no ser escogida para casarte (Jn 3:1-6 BLS).
El Señor también nos advierte que debemos ser muy respetuosos de la profecía y de la palabra profética (Eze 13:3; ) y cautelosos con los profetas que escuchamos (1R 13:18), toda profecía debe estar fundamentada pues, en la Palabra profética más segura y si le ponemos atención, tendremos una lámpara que nos guiará para no tropezar ni caer en la oscuridad.

lunes, 3 de junio de 2019

Los OPOSITORES del desarrollo profético



1Sam 3: 19 Samuel creció, y el SEÑOR estaba con él; no dejó sin cumplimiento ninguna de sus palabras. 20 Y todo Israel, desde Dan hasta Beerseba, supo que Samuel
había sido confirmado como profeta del SEÑOR. 21 Y el SEÑOR se volvió a aparecer en Silo; porque el SEÑOR se revelaba a Samuel en Silo por la palabra del SEÑOR.

Introducción: Sabemos que debemos anhelar con vehemencia el don de profecía de parte de Dios (1Co 14:1), pero también debemos entender que algunas veces las circunstancias que nos rodean pueden ser utilizadas por el enemigo para evitar que esos dones se desarrollen en la iglesia, por eso es necesaria la cobertura, ministración y
formación de un ministro sobre nuestra vida, que nos dé una visión y enseñanza para no extraviarnos o perezcamos (Os 4:6).

Desarrollo: Cuando leemos la biografía del profeta Samuel en el relato bíblico, podemos darnos cuenta de que su ministerio tuvo momentos álgidos, tuvo tristezas, como cuando lloraba por el primer rey que había ungido en Israel, hasta que el Señor lo envió a ungir a un nuevo rey (1Sam 16:1). El ministerio de Samuel fue poderoso cuando se desarrolló y Dios siempre lo respaldó (1Sam 3:19) pero para eso hubo un proceso de crecimiento y desarrollo, en el que también hubo obstáculos. En este estudio veremos algunos de esos obstáculos que pueden estar impidiéndonos o estorbando nuestro crecimiento en el fluir profético.

•Una amargura que impedía que se diera a luz (1Sam 1:1-2; 9-11): La amargura que Ana sufría por la situación que la rodeaba a diario, tenía su matriz cerrada, y no le permitía concebir hijos. El profeta Samuel, al igual que cualquier ministro primario, ya era profeta desde antes de nacer en La Tierra (Jer 1:5), pero debido a la amargura de su madre, su nacimiento se estaba retrasando y solo por la Gracia de Dios, se cumplió el plan perfecto para que se desarrollara su ministerio. Ana sufría por la situación de su hogar y el trato de su marido porque mientras le daba a su rival y sus hijos, Ana solo recibía enojos y menosprecios -En el hebreo no dice que le daba doble porción, le daba: H639 Af = enojo, rabia – H599 Anaf no estar complacido y Manah= porción- (1Sam 1:4-5)

Algunas veces permitimos que los eventos de nuestra vida se enraícen como amargura en nuestro corazón y eso no permite el fluir del Espíritu Santo, ni de sus manifestaciones para bendecir al pueblo de Dios. Debemos desechar toda amargura que incluso hayamos traído desde la niñez, para poder ser vasos de bendición (Heb 12:14-16).

• La amargura era provocada por burlas (1Sam 1:4-7): La Biblia nos dice que Ana tenía una rival llamada Penina que quiere decir joya, piedra preciosa, perla, rubí. Probablemente era una mujer hermosa y más importante aún, era fértil. Debido a eso debe haber considerado estar en una mejor posición que Ana delante de los ojos de su esposo Elcana y por eso la atormentaba. Es posible que alguna vez hayamos sentido que alguien se burlaba de nuestra profecía o nos tenía en poco, pensando
estar en mejor posición dentro de la iglesia o el ministerio, o tener mayor “madurez”, pero no podemos permitir que nuestra autoestima sea un obstáculo para que Dios nos use como a Él le plazca.

• Falta de comunicación con la cobertura (1Sam 1:7-8): El ciclo de desánimo de Ana se repetía constantemente, y su esposo -su cobertura- no comprendía que era lo que pasaba con ella. Esto se soluciona cuando ella acude al Templo y vacía su alma delante del Señor, entonces, la ve el sacerdote Elí y la reprende, pero ella deja esta vez saber lo que le acontece derramando su alma (1Sam 1:10-17). Una vez ella se libera de las cargas, puede adorar al Señor y vuelve a su casa en Ramá (pueblo de
Efraín, que quiere decir doblemente fructífero) y concibió al profeta Samuel. La mejor manera de librarnos de toda carga es ministrándonos y dejando a nuestra cobertura saber lo que acontece en nuestro interior.

• Todo ocurre en el tiempo perfecto de Dios (1Sam 1:20): En este versículo, Ana concibe y da a luz en el debido tiempo; Uno de los problemas importantes para el desarrollo de un ministerio o incluso de un don de Dios, es cuando nos adelantamos al Tiempo del Señor. Ana también supo esperar el tiempo de llevar al niño al Templo (1Sam 1:21-23) tuvo el discernimiento para esperar el tiempo correcto.

• Lo somete bajo autoridad (1Sam 1:24-27): Una vez llegado el tiempo de llevar a Samuel al templo, lo puso bajo el cuidado de Elí. De igual manera, nosotros debemos poner nuestro don o ministerio bajo el cuidado de una cobertura, para que nos guie y nos muestre como hacer uso de lo que Dios nos ha dado. Debemos tener la humildad de someternos a las autoridades puestas por Dios para bendecirnos (1P2:13-15)

• Falta de visión e instrucción (1Sam 3:1-2): La falta de visión trae el desenfreno, acomodamiento, no se sabe qué hacer, no hay paz, hay desorden, caos (Pro 29:18). Cuando aún era joven -inmaduro- Samuel ministraba al Señor, pero la palabra de Dios era escasa, al igual que las visiones. Podemos ver que Samuel dormía en la presencia del Señor, pero no había tenido un verdadero encuentro personal con Dios y aun no sabía distinguir su voz o discernir cuando Él hablaba (1Sam 3: 3-5), por eso cuando tiene su primera experiencia profética (1Sam 3:7), corre con su cobertura, al confundir su voz con la de Dios. Esto ocurre 3 veces antes de que Elí logre comprender lo que sucede y entonces darle la instrucción apropiada a Samuel (1Sam 3:8-9). Debemos ser capaces de discernir cuando Dios nos habla, puede ser que la inmadurez muchas veces nos haga creer que con solo estar en la iglesia estamos bien y nos acomodemos, y por eso no hagamos todo lo que Dios espera de nosotros (Mat 4:10).

• El desdén, autoritarismo y el miedo que provocan (1Sam 3:10-13): Elí había recibido instrucción de Dios y la había pasado por alto, entonces le es enviada la confirmación de la Profecía de Dios por medio del joven profeta. Un sinónimo de desdén es arrogancia, Elí miraba al joven como alguien a quien le faltaba mucho por aprender, y esto le infundía miedo a Samuel (v.15) y no se atrevía a contar la visión que había tenido -Dios no solo le había hablado, se había detenido para mostrarle
una visión- pero Elí lo fuerza y acaba por contársela, a lo que el responde con un tono de indiferencia (v.18)

Conclusión: Cuando estamos en el evangelio iniciamos siendo como niños y pensando como tales, pero Dios quiere que avancemos hacia la madurez y dejemos de pensar como infantes (1Cor 13:11), nuestro caminar debe ser siempre en aumento (Pro 4:18) dejando atrás lo pasado y buscando siempre crecer para agradar a nuestro Padre, cumpliendo con nuestra misión de edificar al Cuerpo de Cristo (Ef 4:12). Samuel llega a desarrollarse y cuando maduró, Dios no dejo ni una de sus profecías sin cumplirse (1Sam 3:19-20), y siempre estaba con él la Presencia del Señor.

EL HAMBRE

 La Cultura del Teknon  5 La mujer dio a luz a un hijo varón, que ha de apacentar a todas las naciones con vara de hierro. El hijo fue arreb...